Su dueño era profesor de universidad y siempre volvía en el mismo tren a la misma hora a casa, Hachiko siempre iba a buscarle a la estación, al igual que le acompañaba por la mañana, y volvían juntos a casa. Pero un día Ueno sufrió una hemorragia cerebral mientras trabajaba, lo cual le causó la muerte. Aún así Hachiko fue a buscarle a la estación como siempre, pero su dueño no apareció, pero él nunca perdió la esperanza y continuó yendo al mismo lugar durante 9 años, cuando finalmente murió.
En la actualidad hay una estatua de Hachiko en el mismo lugar en el que este perro siempre esperaba a su dueño.
Esta es una historia de lealtad y fidelidad incondicional, lo que demuestra que un perro jamás se olvidará de ti y nuca te abandonará.
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